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Aliya Shagieva
ALIYA SHAGIEVA
@chestnayaaa
EL SUSURRO DE LO INVISIBLE
Por Antonio Sánchez. Director y curador de 1819 art gallery
Esta colección nos sumerge en un viaje sensorial a través de los reinos de la imaginación y la emoción. La paleta cromática, variada y vibrante, actúa como hilo conductor, entrelazando cada pieza en una sinfonía visual que despierta los sentidos y estimula la reflexión.
Los lienzos palpitan con vida propia, rebosantes de energía y movimiento. Trazos audaces y pinceladas expresivas danzan sobre las superficies, creando texturas táctiles que invitan al espectador a sumergirse en los mundos evocados. La yuxtaposición de colores cálidos y fríos genera una tensión dinámica, un equilibrio precario entre opuestos que mantiene la mirada en constante movimiento.
La composición permite que formas etéreas y fluidas se entremezclen y transmuten. Estas composiciones oníricas desafían la lógica convencional, invitándonos a abandonar las ataduras de lo literal y explorar los vastos territorios del subconsciente. Sin embargo, elementos figurativos anclan las obras en la experiencia humana, creando puentes entre lo tangible y lo intangible.
La luz juega un papel crucial, irradiando desde dentro de las composiciones o filtrándose a través de capas translúcidas. En algunas obras, estalla en un crescendo dorado, mientras que en otras se difumina en tonos etéreos, evocando la fugacidad de los momentos y la mutabilidad de las emociones.
La relación entre el ser humano y la naturaleza se explora con sutileza y profundidad. Figuras solitarias se funden con paisajes oníricos, difuminando los límites entre el yo y el entorno. Esta simbiosis visual invita a reflexionar sobre nuestra conexión con el cosmos y nuestro lugar en el tejido de la existencia.
Las composiciones oscilan entre lo expansivo y lo íntimo. Vastos horizontes se contrastan con primeros planos introspectivos, reflejando la dualidad de la experiencia humana: nuestra capacidad de abarcar lo infinito y, al mismo tiempo, sumergirnos en los recovecos más profundos de nuestro ser.
La textura adquiere protagonismo, con capas superpuestas de pintura que crean relieves y profundidades tangibles. Esta materialidad confiere a las obras una presencia física que trasciende lo puramente visual, invitando al espectador a una experiencia multisensorial.
El tiempo y el espacio se distorsionan y funden. Pasado, presente y futuro coexisten en un eterno ahora, mientras que lo terrenal y lo cósmico se entrelazan en composiciones que desafían la gravedad y las leyes físicas. Esta atemporalidad evoca un sentido de trascendencia, conectando lo efímero con lo eterno.
La gestualidad expresiva de las pinceladas revela la mano de la artista, infundiendo cada obra con una vitalidad palpable. Esta presencia humana subyacente establece un diálogo íntimo entre creador y espectador, recordándonos que el arte es, en esencia, un acto de comunicación y conexión.
Esta colección nos invita a un viaje introspectivo, a explorar los paisajes interiores de nuestra psique. Cada obra actúa como un portal, un umbral hacia dimensiones donde la realidad se diluye y la imaginación florece. A través de su lenguaje visual rico y evocador, estas pinturas nos recuerdan la vastedad de nuestra experiencia interna y la inagotable capacidad del arte para iluminar los rincones más recónditos del alma humana.