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JANET CARRERA

Obras de JANET CARRERA

FLUIDEZ Y EXPANSIÓN: LA MATERIA EN TRANSFORMACIÓN

Por Antonio Sánchez. Director y curador de 1819 art gallery

La obra presentada se sitúa en un umbral donde la pintura trasciende su condición estática para convertirse en un fenómeno en constante transformación. A través de una exploración meticulosa de la materia, la textura y la luz, el artista construye un lenguaje visual que oscila entre lo etéreo y lo tangible, lo gestual y lo estructurado. Aquí, la abstracción se concibe como un espacio de libertad donde la materia se deconstruye y recompone, generando una experiencia visual en permanente evolución.

Materia y Luz: Un Diálogo en Movimiento

Uno de los ejes fundamentales de esta serie es la interacción entre la materia pictórica y la luz. Las superficies parecen estar en tensión con la iluminación, generando variaciones cromáticas que transforman la percepción del espectador según el ángulo de observación. La luz no es un elemento accesorio, sino una fuerza estructural que moldea la obra y la dota de una vibración interna.

Esta exploración lumínica nos remite a la tradición de la abstracción lírica de Zao Wou-Ki, quien, a través de la superposición de veladuras y la interacción con el vacío, logró crear atmósferas en constante transformación. También encontramos ecos de los experimentos ópticos de Jesús Rafael Soto, en los que la luz y la mirada del espectador juegan un papel determinante en la activación de la obra. En esta serie, la pintura no solo capta la luz, sino que la canaliza y la redefine, permitiendo que la imagen se convierta en un fenómeno mutable.

Textura y Gesto: La Pintura como Superficie Viva

Más allá de la interacción con la luz, la textura juega un papel determinante en la construcción de estas obras. La pintura adquiere una fisicalidad evidente, donde cada trazo y cada capa generan una sensación de profundidad y ritmo. La materia no se limita a ser un vehículo del color, sino que se convierte en un elemento expresivo en sí mismo.

Aquí podemos trazar un paralelo con la obra de Antoni Tàpies, quien exploró la materialidad del soporte como parte integral de su discurso pictórico. Al igual que en sus composiciones, en esta serie la textura se percibe como un registro del tiempo y del gesto, otorgándole a la pintura un carácter casi escultórico. La superficie se vuelve un territorio de exploración donde el azar y la intención coexisten, creando un diálogo entre lo controlado y lo espontáneo.

Geometría Natural y Espacio Abierto

A pesar de la aparente espontaneidad, la composición de estas obras revela un equilibrio preciso. Existe una tendencia a la estructuración, donde las formas sugieren patrones que remiten a la naturaleza y sus dinámicas. En este sentido, la obra establece conexiones con la tradición del paisaje abstracto desarrollada por artistas como Joan Mitchell y Per Kirkeby, quienes exploraron la representación del entorno a partir de la disolución de la forma y la construcción de ritmos orgánicos.

Las líneas gestuales que atraviesan muchas de estas piezas funcionan como vectores de energía, generando movimiento y direccionalidad en la composición. Esta exploración del trazo y el ritmo nos recuerda la caligrafía oriental y la pintura automatista de artistas como Cy Twombly, donde el gesto espontáneo se convierte en una extensión del cuerpo del artista. Sin embargo, aquí no hay caos, sino un equilibrio preciso entre lo gestual y lo estructural, lo intuitivo y lo calculado.

Tiempo y Transformación: Un Arte Efímero y Mutable

Otro de los aspectos fundamentales de esta serie es su capacidad para capturar la temporalidad. Las transiciones de color, los desvanecimientos y las superposiciones sugieren la idea de impermanencia. La obra no se presenta como un instante congelado, sino como un proceso en sí mismo.

Este enfoque se vincula con la exploración del tiempo realizada por Hiroshi Sugimoto en su fotografía, donde la imagen se convierte en un vestigio de un instante irrepetible. En la pintura, esta reflexión sobre la fugacidad se traduce en una composición donde el color y la forma parecen estar en constante disolución. La imagen no es fija, sino que se despliega como una experiencia mutable que invita al espectador a reinterpretarla en cada mirada.

Conclusión: Una Pintura en Expansión

Esta serie se inscribe dentro de una tradición pictórica que entiende la abstracción no como un fin en sí mismo, sino como un medio para explorar las posibilidades de la percepción. La relación entre materia, luz y gesto genera un campo de fuerzas donde la imagen nunca es absoluta, sino que está sujeta a la interacción con el entorno y el espectador.

El resultado es una obra que no se define por su forma final, sino por su capacidad de transformación. Cada pieza nos recuerda que la pintura no es solo una representación visual, sino una experiencia sensorial y conceptual en continuo desarrollo. En este espacio de fluidez, la imagen se convierte en una entidad viva, abierta a múltiples lecturas y significados.

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