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@leonora_arte
TRAZOS Y VOLÚMENES. LA POESÍA SILENCIOSA DEL SER
Por Antonio Sánchez. Director y curador de 1819 art gallery
En esta cautivadora colección de esculturas y piuntura, se despliega ante nosotros un viaje introspectivo a través de la forma humana. Las obras, talladas con maestría en bronce y otros materiales nobles, exploran los recovecos más profundos de la condición humana, invitándonos a reflexionar sobre nuestra propia existencia.
La paleta cromática, dominada por tonos terrosos y cálidos, evoca una sensación de conexión primordial con la naturaleza y nuestros orígenes. Los matices verdosos y dorados del bronce patinado crean un juego sutil de luz y sombra, dotando a cada pieza de una presencia etérea y atemporal.
Las formas fluidas y orgánicas desafían la rigidez de la materia, transmitiendo una sensación de movimiento congelado en el tiempo. Los contornos suaves y redondeados contrastan con ángulos agudos ocasionales, creando una tensión visual que mantiene al espectador en un estado de fascinación constante.
La composición de cada obra es un estudio en equilibrio y armonía. Figuras solitarias se encogen sobre sí mismas, sus cuerpos entrelazados en poses que hablan de vulnerabilidad y fuerza interior. Otras piezas exploran la interconexión entre formas, sugiriendo relaciones complejas y la dualidad inherente a la experiencia humana.
El tratamiento de las superficies varía desde el pulido suave hasta texturas rugosas y orgánicas, invitando al tacto y evocando una respuesta sensorial que trasciende lo puramente visual. Esta diversidad táctil añade una dimensión adicional a la experiencia, permitiendo al espectador conectar de manera más íntima con cada pieza.
La escala de las obras, juega con nuestra percepción del espacio y nuestra relación con el entorno.
Un tema recurrente en la colección es la exploración de la dualidad entre lo interno y lo externo. Figuras huecas y perforadas nos invitan a contemplar los espacios vacíos dentro de nosotros mismos, mientras que formas sólidas y compactas hablan de resiliencia y presencia inquebrantable.
La abstracción juega un papel crucial en muchas de las obras, desafiando nuestras percepciones preconcebidas de la forma humana. Elementos reconocibles se funden con formas geométricas y orgánicas, creando un lenguaje visual único que trasciende las barreras culturales y lingüísticas.
El diálogo entre luz y sombra es particularmente evocador en esta colección. Las superficies pulidas reflejan y refractan la luz, creando patrones cambiantes que animan las formas estáticas. Las sombras proyectadas se convierten en extensiones de las esculturas, expandiendo su presencia en el espacio circundante.
En su conjunto, esta colección nos invita a contemplar la complejidad de la experiencia humana. Cada pieza es un testimonio de nuestra fragilidad y fortaleza, nuestras luchas y triunfos, nuestros miedos y aspiraciones. A través de la maestría técnica y la profundidad emocional, estas esculturas trascienden lo meramente decorativo para convertirse en poderosos catalizadores de reflexión y conexión.
Al recorrer esta exposición, el espectador se ve inmerso en un viaje de autodescubrimiento. Las obras actúan como espejos, reflejando aspectos de nuestra propia humanidad que quizás habíamos olvidado o nunca habíamos reconocido. En última instancia, esta colección nos recuerda la belleza y el misterio inherentes a la condición humana, invitándonos a abrazar nuestra complejidad y a encontrar belleza en nuestras imperfecciones.