La obra de Lola Castillejos representa un diálogo visual entre la forma y el vacío, la textura y el color, así como la emotividad y la intelectualidad. Cada pieza es una entidad narrativa que desafía la percepción estándar, invitando al espectador a una introspección profunda. Al contemplar la colección en su conjunto, se percibe un enfoque abstracto expresionista, donde la espontaneidad de las pinceladas y la aparente aleatoriedad de las formas se convierten en un lenguaje simbólico.

El uso de la técnica mixta en varias obras es remarcable, donde el collage, la textura y el óleo se fusionan para crear una superficie rica y compleja que captura y refracta la luz de manera única. Este enfoque es reminiscente de las técnicas de Kurt Schwitters, un pionero del collage y el merz. Las obras también evocan la abstracción post-pictórica de Mark Rothko y Barnett Newman, donde el color es el protagonista principal, creando espacios que trascienden el lienzo.

El balance cromático es otro aspecto técnico destacado, con una paleta que oscila entre tonos apagados y vibrantes, cada uno evocando una atmósfera o emoción particular. Esta elección cromática se alinea con la teoría del color de Johannes Itten y sus ideas sobre la armonía y el contraste, así como con el uso emocional del color de Wassily Kandinsky.

En cuanto a la bibliografía, «Concerning the Spiritual in Art» de Kandinsky y «The Art of Collage» de Schwitters son textos esenciales para comprender la filosofía detrás de estas técnicas. Para una comprensión más amplia del contexto histórico y técnico, «Abstract Expressionism» de David Anfam ofrece una exploración exhaustiva del movimiento y su legado.

Esta colección se erige como un testimonio de la evolución de la abstracción, un reflejo de la búsqueda incesante del artista por expresar la complejidad del espíritu humano mediante el lenguaje universal de la forma, el color y la textura. Es un llamado a la contemplación y un desafío a los límites de nuestra comprensión artística.