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Apoteosis del Doctor Legrand aborda otro de los pilares fundamentales de mi obra como es la tortura, y el único animal capaz de infligirla que es el hombre. Es esta una fotografía doliente y torturada, no solo en su temática sino también en lo que fue su realización. De gran dificultad técnica en su ejecución, gaste mucho tiempo y esfuerzo en ella y me produce un claro sentimiento de Amor-Odio. Es otra de mis Fotografías especiales, (en cierto modo todas lo son, como no podría decir otra cosa un Padre de sus hijas) pero en ella confluyen muchas cosas, y una de las principales es lo mucho que me ha impresionado siempre la Crucifixión. Quizás mis imágenes abordando la tortura sean las que más me consumen al realizarlas y esta Apoteosis lleva tanta pasión como dolor a partes iguales en su materialización. Un Ángel caído que tantas cosas me reveló en su ejecución…
“Gabriel reconoció el preludio. Era el de una vieja canción de la Tía Julia, ataviada para la boda”. (Los Muertos. James Joyce)
El cuarto pilar y no menos importante de mi obra es mi veneración y fascinación por la obra Los muertos, tanto en el relato primigenio como en su película. Ataviada para la boda es una invitación formal a sus personajes a habitar en mi obra, una invitación que me llena de júbilo por todo lo que ellos significan para mí. La que un día su corazón estuvo lleno de ilusiones y esperanzas, sigue sosteniendo un ramo de flores, símbolo de sentimientos ya marchitos, inspiración de infinita ternura de la que no muy tarde también nosotros formaremos parte. La música de viejos discos de Ópera de Tenores ya olvidados…
Buscando a Lovecraft es mi imagen históricamente más importante, y ya con su título, quizás sin saberlo en el momento que la bauticé, presagiaba lo que iba a ser y por dónde iba a trascurrir el trabajo que iba a ocupar mi carrera fotográfica. Esta primera imagen fue la pionera de lo que tanto anhelaba, escapar de la fotografía directa, escenificar mis propias imágenes, escoger cuidadosamente cada uno de los elementos y sujetos que quiero que protagonicen mi teatro viviente, y poder crear una atmósfera nacida de mis sueños. Y también algo más, con esta primera imagen abrí la puerta a un viaje hacia lo invisible, lo tenebroso pero fascinante, lo oscuro pero atrayente, un viaje hacia las profundidades donde desde este ya primer paso me sentí magnéticamente fascinado.
Seguidamente de Apoteosis del Doctor Legrand realice este Diario del Pez volador, donde no por casualidad nuevamente abordo el tema de la tortura. Podrían considerarse en cierto modo complementarias, podrían considerarse en cierto modo testigos de una época de angustias e incertidumbres. Escapar a donde los Ríos bajan mansos, volar donde no ser asaeteado lejos de “el ruido y la furia”, Pez volador, protagonista perpetuo de una huida que no se produce, como la de todos nosotros en esta infinita espera, hacia esos Ríos mansos cada día mas lejanos…